El coqueteo femenino es uno de los comportamientos amorosos que más fascinan a los hombres, pero también es una fuente de desconcierto y malos entendidos. Sin embargo, como en todo proceso físico, también hay margen para alcanzar un equilibrio, pues hay unos pocos elegidos que lo saben interpretar y consiguen entender qué necesidades amorosas marcan el rumbo de los deseos de una mujer. Y esos hombres privilegiados lo saben porque conocen las claves del lenguaje corporal femenino, el que acompaña al coqueteo femenino.
Aprende acerca del coqueteo femenino
Que el hombre entienda cómo se insinúan las mujeres y expresan lo que no dicen -o no se atreven a decir- con las palabras supone, indirectamente, una implicación y un compromiso, de entrada, con la mujer. Porque el hombre que observa atentamente el repertorio de gestos femenino reconoce implícitamente que hay más de un lenguaje y otra forma de entender y conocer a la persona. Un contacto más cercano que pone al hombre en relación más íntima con la sensiblidad femenina y lo capacita para sintonizar con el amor de una mujer.
Las claves del coqueteo femenino
Si quieres escuchar el latir de los sentimientos femeninos, más allá de lo que cuentan las palabras de una mujer, lee estos esclarecedores comentarios y consejos. Si los aplicas, formarás parte de un selecto club de elegidos que están en otra onda, en la que cuenta, en cualquier relación cercana y sentida con una mujer.
- La postura de su cuerpo. Una mujer mostrará interés por ti, si su cuerpo, sus brazos, su mirada, sus piernas y hasta las punteras de sus zapatos apuntan hacia ti. Son los recursos de una rosa de los vientos femenina que se incardina hacia lo que representa su más cercano interés.
Y, en la misma línea, si mueve los hombros en una dirección que no es la tuya o la orientación de su cuerpo se dirige hacia una puerta o un lugar de salida, ten por seguro que ella no está en sintonía contigo.
El posicionamiento de esos vectores del cuerpo femenino puede ir variando, a medida que se avanza -digamos- en una conversación. Por lo tanto, no son inamovibles, pero sí que son unos indicativos de lo que siente o piensa interiormente. Esta característica del coqueteo femenino es absolutamente involuntaria, como habrás podido deducir.
- Caídas de ojos y miradas. Cuando una mujer deja caer sus párpados, está expresando un sentido muy femenino. Es, al mismo tiempo, un coqueteo y comportamiento de acercamiento emocional prudente. Dicen que los ojos son el espejo del alma y, cuando la mujer los entreabre, está demostrando que quiere ver, pero también que no está segura sobre tus intenciones. Y, si a ese movimiento cadencioso en el que entrecierra rítmicamente sus ojos se une un desplazamiento igualmente acompasado de hombros, tendrás ante ti un baile de seducción también muy femenino.
- Las sonrisas reveladoras. La sonrisa es una de las tarjetas de visita del sentimiento expresamente positivo de la mujer. Si una mujer te concede el honor de disfrutar de todo su arsenal de sonrisas insinuantes, en una conversación tranquila y cercana, ya ha dicho mucho. Representa su manera de conectar e iniciar una conversación gestual en la que su cara es la partitura en la que se leen y se entonan sus sensaciones. Morder tímidamente los labios -y más, si es a corta distancia- te dirá que, además, siente una atracción sexual sobre ti. Como en otras circunstancias, es cuestión de grados, pero es un gesto de coqueteo femenino muy explícito.
- Insinuar es no mostrar. Una manera mediante la que también se expresa el coqueteo femenino es con esa habilidad tan única de insinuar, sin llegar a mostrar del todo. Una mujer se engalanará para quien siente que es el hombre que le interesa. Mostrará su figura de una manera discreta y preferirá un escote o una transparencia a cualquier demostración que podría pasar por vulgar o fuera de tono. Mostrar sin enseñar es insinuar sin expresar abiertamente. Es el juego de la seducción de una mujer.
Una mujer puede mostrarse espontánea, atenta y fresca. Entendemos por frescura un toque de dinamismo y proactividad en el contacto con el hombre. Su toque de natural impulsividad suele estar sometido a un autocontrol. Algo que verás claramente en sus reacciones. Verás cómo pasa de insinuar a medio decir y retractarse en una sucesión de gestos corporales que te dejarán clara una cosa: que busca la forma de expresar lo que sus emociones le dictan.
- Tocar, más allá de insinuar. Una forma inequívoca, para una mujer, de romper barreras con un hombre -sin que ella misma sea consciente, en muchos casos- es tocar, tocar al hombre. De una manera casual, casi como una caricia, con delicadeza y de manera espontánea. Con ese gesto, muy íntimo, una mujer te estará transmitiendo su deseo de subir de nivel un encuentro. No tiene por qué ser un deseo sexual explícito, pues solo te estará indicando que está bien contigo, pero quiere algo más. A ti.
- El papel de las distancias. Todos tenemos, alrededor de nuestro cuerpo, una serie de distancias a las que aceptamos tener a según qué personas. Son como anillos que llevamos a todas partes, sin darnos cuenta. Fuera, los extraños; dentro, a corta distancia, los seres a los que más queremos. La distancia llamada social es la que marca la frontera entre el contacto personal público e íntimo. Esa distancia, para los europeos occidentales, suele estar a cuatro pies del cuerpo, 1,20 metros. Te decimos todo esto porque una mujer que invada amablemente tu espacio más íntimo y se sitúe -digamos- a un metro de ti estará llevándote al terreno de sus sentimientos. Los que le piden proximidad, más contacto visual y cercanía emocional.
Estas son algunas de las claves del coqueteo femenino. Si consigues interiorizar este comportamiento instintivo de la mujer, tendrás lo mejor de las esencias emocionales, un asiento de primera fila para no perder nada de lo que te toca. En todos los sentidos de la expresión. Feliz disfrute de estas esencias de mujer.
