Uno de los problemas más comunes de una relación suele ser la desconfianza en la pareja. De hecho, en muchos casos suele ser el motivo que lleva a una ruptura, que se produce primero en un plano emocional y más tarde en la realidad. ¿Qué sucede cuando una pareja deja atrás la emoción del inicio? ¿Qué estrategias se pueden llevar a cabo para que la realidad y el día a día no acaben provocando desconfianza en el otro?
Lo cierto es que no confiar en la otra persona no es algo que suceda de un día para otro. Normalmente empieza poco a poco con pequeños comentarios y determinadas actitudes que suelen ser el inicio de un problema que, si no se enfrenta, irá escalando hasta infectarlo todo y llevar a una más que posible ruptura.
El primer signo de desconfianza suele provenir de los celos, sí, aunque también puede surgir de una baja autoestima, de miedos e inseguridades que se proyectan sobre el otro y que afectan al estado de la relación. Y una vez que aparece, será una compañía inevitable que producirá sentimientos negativos en las dos partes, tanto en el que desconfía de su pareja como en la persona que se siente acosada y acusada.
Síntomas de que desconfías de tu pareja
Existen muchas maneras de desconfiar del otro, unas más comunes que otras, pero, en general, todas provocan una desagradable sensación de control sobre el otro. Algunos síntomas de la desconfianza son:
- Crees que cualquier cosa que haga tu pareja pone en peligro vuestra relación.
- Hay un halo de sospecha y duda que envuelve vuestra vida en común.
- Tienes celos y cierta inseguridad, lo que provoca que tu relación esté siempre en el filo de la navaja.
- Tienes problemas de autoestima que te provocan miedos y, ante situaciones que no puedes controlar, te enfadas o te sientes mal.
- Crees que no puedes confiar en absolutamente nadie, ni siquiera en tu pareja.
- No crees o no consigues ver que la relación tenga futuro.
- Dudas de tu pareja o no sientes que el vínculo sea tan fuerte como al principio.
- Uno de los dos ha mentido y creías que lo habías superado pero lo cierto es que la herida sigue abierta.
- Ante una mentira o un engaño eres incapaz de enfrentarte a la situación, lo que te impide crecer como persona e impide que la relación avance.
- Uno de los dos ha cometido una infidelidad y la confianza se ha roto.
Evitar la desconfianza en la pareja
Ahora que ya has conseguido identificar cuáles son los síntomas de que desconfías en tu pareja, has identificado que algo no va bien y sabes que si sigues por este camino la relación podría romperse, es momento de buscar estrategias para recuperar esa confianza perdida (o para evitar perderla en caso de que aún esté todo bien).
1. No te conviertas en un detective. Si quieres que la relación vaya bien tienes que aprender a confiar en tu pareja y entender que cada uno tiene vida más allá de la pareja. De lo contrario, te verás haciendo cosas tan desagradables como mirarle el móvil a escondidas, llevar un registro de dónde está y lo que hace durante el día o revisarle sus efectos personales. Fluye y deja fluir.
2. Cada uno es como es. Es normal que cuando se empieza una relación estemos tan maravillados y absortos por los sentimientos que no podamos conocer del todo a la otra persona. No obstante, el amor va más allá del enamoramiento y el sexo, y es importante aprender a aceptar al otro como es una vez se le va conociendo mejor. Si eres incapaz de querer al otro con sus virtudes y sus defectos es que quizás no sea la persona adecuada.
3. Cuando te enfrentes a una situación compleja, como puede ser una mentira e incluso una infidelidad, no te dejes llevar por los sentimientos negativos. Esto puede hundirte en una espiral de desesperación y dolor que solo servirá para romper aún más la relación. Lo mejor es que, con calma y tranquilidad, dialogues con tu pareja, buscando posibles soluciones para recuperar el vínculo perdido, para sanar las heridas y para que la relación vuelva a estar a pleno rendimiento.
4. Piensa bien si eres capaz de perdonar y dejar atrás el pasado. Es importante que seas consecuente con la decisión que tomes. Si quieres seguir adelante es básico que no guardes rencores e inseguridades porque volverán a llevarte a estados de desconfianza y volverán a llevar la relación al borde del precipicio.
5. Cuando surja un problema, sobre todo si es grave, no quieras solucionarlo corriendo. Lo mejor es que te des un tiempo para pensar las cosas y para aceptar la situación que se ha dado para así buscar una solución adecuada y meditada. Hablar las cosas en caliente solo puede llevar a una ruptura o a un parche que se acabará cayendo. Como pareja, debéis superar los problemas, no enterrarlos.
Lo cierto es que la desconfianza es un síntoma común en una pareja de largo recorrido, por lo que no debemos preocuparnos cuando aparezca. Es más importante saber cómo lidiar con ella y cómo solucionar los problemas que surgen y que pueden ir erosionando la relación si no se le ponen solución. A fin de cuentas, toda pareja tiene altibajos, sí, pero siempre caminando hacia un horizonte común. Sortear problemas y dificultades no es algo malo, más bien al revés, os unirá más.
Sin embargo, si te ves incapaz de afrontar estos problemas, si la desconfianza campa a sus anchas y está acabando con la relación, lo mejor es que veáis a un profesional que pueda asistiros para superar esta crisis. Si esto no funciona (o no es posible), tal vez sea el momento de dejar la relación.
