¿Has escuchado hablar alguna vez del himen septado o himen tabicado? No nos extrañaría nada que sea la primera vez que te relacionas con un término como este, porque se consigue muy poca información al respecto y no es una condición sencilla de identificar en las mujeres.
Como bien sabes, el himen es una membrana muy fina que cierra el conducto vaginal superficialmente y puede llegar a rasgarse durante las primeras relaciones sexuales, en el caso de que se lleve a cabo la penetración.
Las mujeres también podrían rasgar esta delicada película durante una sesión de masturbación o estar en la intimidad con otras, con solo introducir los dedos en la vagina. Dependiendo de las condiciones de la mujer, la perforación del himen puede causar dolor, en ciertos casos una leve punzada, y en otros un malestar un poco más acentuado.
Para ciertas mujeres, a pesar de la molestia causada por la rotura del himen, no hay inconvenientes en seguir adelante con el encuentro sexual. Puede que no se trate de una experiencia sobresaliente en cuanto a placer, pero el dolor es soportable, sin descartar por eso que vendrán otros episodios sexuales aún más intensos y mejores en el futuro.
¿Qué es el himen septado?
Como ya hemos explicado, el himen es una membrana que recubre la parte más superficial del canal vaginal en forma de media luna. Cuando estamos en presencia de un himen septado lo que ocurre es que dicha película presenta dos orificios y en medio de ellos se encuentra una capa adicional de piel, en forma de banda y difícil de perforar.
Aunque parezca sorprendente, algunas mujeres solo descubren que presentan esta condición cuando intentan usar un tampón, pues una vez se ha colocado el utensilio dentro de la vagina, al tratar de removerlo se enreda con el tramo de piel del himen y la situación se puede volver verdaderamente incómoda, dolorosa y en ciertos casos hasta traumática.
También podría suceder que el himen septado interfiera con el placer sexual cuando se lleva a cabo la penetración. Debido a las características de la membrana y a su imposibilidad para rasgarse del todo, la fricción con el pene o con otros utensilios sexuales usados para este fin puede ser francamente molesta y dolorosa.
En estos casos, se recomienda remediar la condición del himen septado con una operación. Se trata de una cirugía menor que corrige esta anomalía. Sin embargo, estas intervenciones no solucionan el problema del todo, especialmente si la paciente ha sido víctima de episodios dolorosos y traumáticos en el pasado.
En este caso la solución quirúrgica deberá estar acompañada de terapia.
¿Cuáles son las anomalías del himen y cómo las identificamos?
Como ya hemos dicho antes, lo más complicado de estas malformaciones en el himen es que la práctica de la penetración en las relaciones sexuales no son un indicador lo suficientemente definitivo como para indicarle a una mujer o a su ginecólogo que tiene una condición de himen septado o cualquier otra anomalía.
El dolor durante la penetración puede estar relacionado con otras cosas, así que será necesario hacer una revisión profunda para llegar al fondo del problema y sugerir la cirugía como una solución más que razonable.
Sin embargo, hay que tener el panorama muy claro. En ciertos casos, la intervención quirúrgica para corregir las anomalías del himen puede traer como consecuencia que la paciente desarrolle un caso de vaginismo, que se trata de contracciones involuntarias del suelo pélvico que hacen imposible y muy dolorosa la penetración.
Esto ocurre como una respuesta involuntaria o preventiva ante la penetración. Un hecho traumático predispone a los genitales, los cuales responderán ante la posibilidad de que un cuerpo trate de abrirse paso a través de la vagina, tratando de impedir su entrada y evitando la experiencia dolorosa.
Pueden presentarse anomalías como el himen imperforado, himen microperforado e himen cribiforme.
El himen imperforado es una de las condiciones más complicadas, porque hace imposible la penetración ya que la vagina se encuentra prácticamente sellada por una película muy gruesa que no permite la entrada de ningún cuerpo, ni siquiera durante una evaluación ginecológica.
El himen microperforado cuenta con una pequeña abertura y el cribiforme puede presentar varias. Aunque el himen septado, el microperforado y el cribiforme sí toleran la penetración, el dolor que esta ocasiona puede ser indescriptible.
¿Cuál es el principal problema de estas condiciones? Que muchas veces solo nos enteramos de su existencia cuando la mujer decide tener relaciones sexuales en las que se contemple la penetración como la principal alternativa, ocasionando con eso un episodio verdaderamente desagradable y convirtiéndose en un motivo de situaciones traumáticas.
Si se presume de la existencia de esta condición, lo más aconsejable es acudir de inmediato a un especialista, el cual evaluará el caso y todas las alternativas, tanto físicas como psicológicas, para remediarlo.