Gatillazo… Así es como se conoce coloquialmente la disfunción eréctil esporádica en hombres (generalmente entre los 40 y los 70 años) sin antecedes previos. Este tipo de disfunción puede minar la autoestima, causar problemas en las relaciones de pareja, e incluso en la forma de relacionarse con los demás en un plano sexual si no conocemos qué es y cómo hacerle frente. Aunque pueda parecer el fin del mundo, es posible que no sea tan grave como crees y te contamos el por qué a continuación.
Imagina esto: estás en la cama con una chica o un chico, habéis extendido ya el juego previo tanto como habéis podido y cuando estáis a punto de follar, tu erección no se mantiene el tiempo suficiente para hacerlo… El famoso ‘gatillazo’ es uno de los miedos más comunes entre hombres con una vida sexual activa y una de las situaciones más frecuentes: según la Organización Mundial de la Salud como mínimo el 50% de los hombres sufrirá un gatillazo al menos una vez en la vida.
Las causas de estos episodios puntuales pueden ser muchas. Los expertos coinciden en que la disfunción eréctil puede venir ocasionada por factores vasculares, neurológicos, anatómicos, hormonales e incluso farmacológicos. Asimismo, aseguran que lo mejor es no preocuparse excesivamente a menos que se convierta en una situación recurrente, pues la mente juega un papel determinante que puede convertir un asunto pequeño en algo enorme.
Un problema de toda la vida
El miedo detrás del gatillazo no es otro que la vergüenza: cualquier hombre, ya sea homosexual o heterosexual, se ha imaginado dando explicaciones sobre por qué no puede follar si todo iba bien y se siente avergonzado. Lo cierto es que es una respuesta física perfectamente normal del cuerpo ante factores externos como el estrés o el agobio.
Cabe mencionar que, aunque sea poco común y no se conozca oficialmente con este nombre, las mujeres también pueden sufrir de una pérdida repentina de excitación; la diferencia entre ambas situaciones, al menos en las relaciones heterosexuales, es que es el pene el que lleva la batuta y el gatillazo de ella puede pasar desapercibido si así lo quiere.
¿Qué no hacer?
Como ya mencionamos para evitar el gatillazo lo mejor es no encender las alarmas antes de que empiece el incendio. Presentan factores de riesgo en común con los accidentes cardiovasculares, pero el condicionamiento mental tiene un papel importante a la hora de perpetuarlos sin importar la edad.
Es normal que la primera reacción sea de incredulidad e intentes arreglarlo tú mismo, pero créenos cuando te decimos que hay cosas que no es posible solucionar ni con un milagro. ¿Las causas? Estás atravesando por un periodo de estrés, estás ansioso o te sientes presionado en algún aspecto de tu vida. También puede ocurrir cuando llevas mucho tiempo de inactividad sexual; los nervios son los grandes enemigos.
Nuestro consejo en caso de que te llegue a ocurrir: empezar a masturbarte con desesperación o insistir en una estimulación que no va a llegar a ningún lado solo hará la situación más incómoda. Lo mejor es aceptar que está ocurriendo y pedir una segunda oportunidad para demostrar tus habilidades en la cama.
