Parece cosa sencilla, pero hablar de sexo no tiene nada de fácil. Discutir de una forma sana con tu pareja la satisfacción sexual que experimenta cada uno durante la intimidad es un tema que debes manejar con mucho tacto y empatía, especialmente si las cosas no acaban de ir como esperas.
Si el ritmo de sus encuentros sexuales ha bajado considerablemente; si hay un problema de apatía en alguno de los dos o en ambos; si hay alguna disfunción que os impida disfrutar de forma recurrente, sana y creativa de su satisfacción y sexualidad, es hora de conversarlo.
¿Hablando de sexo con tu pareja? Sé breve y conciso
¿Sabías que las conversaciones sobre sexo deben ir al grano y manejar, de ser posible, un punto a la vez? Así es. Cuando se trata de discutir acerca de cómo lo pasáis en la cama y cuán bien se siente cada uno con los resultados, no podemos irnos por las ramas, como tampoco podemos preparar toda la artillería.
Tú sabes mejor que nadie cómo se encuentran las cosas tratándose del clima sexual de tu relación, así que deberás ser tú quien decida los puntos a tratar y su relevancia. Escoge uno, como máximo dos, pero no te extiendas demasiado en esto.
Quizás quieres discutir con tu pareja sobre la frecuencia. Quizás sientes que llegó el momento de ser más creativos. Posiblemente te preocupa no gustarle a tu pareja como antes y como es lógico, querrás descartar dudas, ponerte manos a la obra y enmendar la situación.
¿Cuál es el momento ideal para plantear tus inquietudes?
Definitivamente la cama no lo es. Descarta cualquier posibilidad de hacer reproches, llamados de atención o de iniciar un debate sobre sexo después de haber hecho el amor o durante el encuentro.
Este es un tema sensible y no imaginas el daño que puedes causar a una persona al valerte de los hechos para recriminarle que no atiende apropiadamente tu satisfacción femenina o que han estado sumidos en la monotonía.
Una vez tienes claro acerca de qué quieres hablar y cuál es la mejor forma de hacerlo, cita a tu pareja. Podrías invitarlo a tomar un café o algunas cervezas si soléis hacerlo siempre. Cuando le pidas a tu pareja esta conversación, dile con honestidad y empatía de qué deseas hablar. No imaginas la ansiedad que un “tenemos que hablar” puede detonar en otros.
En el momento en el que finalmente estéis cara a cara para hablar acerca de vuestros encuentros sexuales y de las cosas que te inquietan, sé conciso y ahórrate cosas como los reproches, las ironías y las críticas.
Ten presente que un problema de satisfacción sexual es un asunto de ambos. Ambos tenéis vuestra parte de responsabilidad, por lo que expón de forma clara y concisa una de tus inquietudes (podrías comenzar por la que más te preocupa), y propón soluciones.
Puedes tomar ejemplos de vuestros propios encuentros sexuales y hacerle ver, ya en frío y desde un punto de vista más objetivo, cómo se comportó en tal o cual ocasión y de qué forma podrían mejorarlo. Aprovecha la oportunidad para preguntarle cómo se siente y si hay cosas que a él o a ella también le incomodan.
Un acuerdo saludable para una vida sexual plena
Una vez habéis hablado honestamente de lo que os pasa, intentar buscar juntos diferentes soluciones. La creatividad en la cama podría ser una de ellas, así como un camino pletórico de emociones y de momentos fascinantes.
Si uno de los problemas es que tu pareja es demasiado tradicional cuando se trata de la intimidad, trata de sacarlo de su método, mostrándole que existen otros mundos por explorar.
Hay posturas en el kamasutra perfectas para principiantes. Sentirá que los cambios no son bruscos y que de alguna manera su vida sexual se está nutriendo de nuevas alternativas, explorando otras posibilidades.
También podrías proponerle algunos juegos sencillos, que no le asusten y que no le hagan sentir en desventaja. Estas travesuras podrían incluir alternativas como un bondage muy tímido, en el que bastará con unos nudos sencillos en las manos solo para juguetear un poco y, ¿por qué no? Cubrir sus ojos. ¡Vosotros decidís qué tanto deseáis experimentar!
Si los problemas sexuales escalan a alternativas mucho más complejas, como algunos traumas, fobias o disfunciones en la erección, no descartes la posibilidad de hablar con un sexólogo u otro especialista que pueda ayudaros.
Aceptar el acompañamiento de una persona externa que con objetividad puede orientaros para que vuestra vida sexual sea más completa y saludable es una decisión sumamente madura y para nada descabellada. Habla de sexo con tu pareja con amor y sin tabú y camina hacia la vida íntima que tanto ansías.