Existen fantasías sexuales tan comunes que pasan a ser clichés: el polvo en el baño del avión, el polvo en el ascensor en movimiento, el polvo contra el ventanal del salón que da a la calle… El sexo en público es una de esas fantasías fetichistas cargadas de morbo por sus tintes voyeuristas: queremos que nos vean follar y disfrutamos al hacerlo, queremos tener orgasmos a la vista de los curiosos, queremos provocar pajas detrás de una ventana a medio cerrar. Queremos, en fin, vivir nuestra propia película porno y disfrutarla.
El sexo en público es una de las categorías más populares en las grandes plataformas porno y es, en última instancia, todo un arte con nombre propio: se le conoce como dogging. Más allá del nombre o del porno, arriesgarnos a cumplir esta fantasía de follar en un lugar público puede ser una buena manera de subir la temperatura y dejarnos seducir por la adrenalina de poder ser descubiertos.
Es una de las fantasías favoritas de las mujeres
El exhibicionismo y el voyeurismo están entre las fantasías más comunes de las mujeres, sobre todo en los últimos años en los que los vídeos virales de jóvenes teniendo relaciones sexuales en público (en estaciones de metro, en mostradores de Burger King, en un callejón no tan oscuro) se han vuelto más comunes, lo que nos hace pensar que las generaciones contemporáneas están explorando ese deseo natural de explorar los límites de su sexualidad.
El tener relaciones sexuales en público representa una fantasía sexual que está dentro de los parámetros normales. No se trata ni de un trastorno ni de una patología: el dogging forma parte de las múltiples maneras que tenemos de explorar la sexualidad por nuestra cuenta o en pareja. El fetiche de ser visto es un instrumento más que permite dar o recibir placer y que mejora los encuentros sexuales.
Consejos para practicar sexo en público
● El lugar es importante: recuerda que tener sexo en público puede acarrear multas de diferentes cuantías o sanciones sociales que deberás cumplir por infringir las reglas y lanzarte al exhibicionismo. Por lo tanto, aunque en cualquier lugar público corres este riesgo, lo ideal sería hacerlo al aire libre con poca gente o en un rincón poco iluminado.
● Toma las medidas de higiene necesarias: esto es un poco complicado cuando el momento llega de manera inesperada y no nos ha dado tiempo de planificar. Sin embargo, tener relaciones sexuales en lugares públicos implica exponernos a todo tipo de gérmenes y bacterias que pueden acabar pasándonos factura. Llevar toallitas húmedas, condones y una manta marcaría la diferencia.
● Mantén el tono de voz bajo control: los gritos y los ruidos sexuales pueden delataros antes de tiempo e interrumpir la fantasía de forma completa. Uno de los aspectos más emocionantes del sexo en público es precisamente la adrenalina generada por el miedo a ser descubiertos, pero el mayor placer lo obtenemos una vez logramos salir invictos de la experiencia.
