Es bien sabido que entrar en modo: “superar ruptura”, muchas veces puede ser un verdadero dolor de cabeza. Creemos que la persona que toma la decisión de finalizar la relación se encuentra en condiciones de afrontar la separación con mayor entereza, en parte porque podría sentir ya un interés por otra persona.
El que peor lo pasa después de una ruptura de pareja es el dejado, a menos que esta sea verdaderamente madura, razonable y justa y lleguen a ese supuesto acuerdo previo, que no a todo el mundo le suena tan bien.
Independientemente de las razones por las cuales acaba una relación y si esa era la decisión más acertada o no, una vez que la pareja retoma su soltería, suelen llover las opiniones, los amigos que ofrecen su hombro para llorar, los consejos y, desde luego: las alternativas para vivir una aventura.
Sí, posiblemente lo has experimentado ya en carne propia, pues una vez que anuncias a tus amigos, familiares y conocidos que te encuentras nuevamente “disponible” comienzan a aparecer algunas caras que hacía tiempo no veías, especialmente las de aquellos o aquellas que tienen un asunto pendiente contigo, sentimental o sexualmente hablando.
Sexo tras la ruptura, ¿es aconsejable?
Hay una ecuación bastante simple cuando se trata de superar una ruptura amorosa, independientemente de que recurras al sexo casual o no. Es de imaginar que mientras más tiempo hayas estado unido amorosamente a una persona, más complicado será dejarla en el pasado, especialmente por cosas como la costumbre o el apego.
Un estudio de la Universidad de Missouri revela que el “sexo de repuesto” o el sexo ocasional una vez se ha terminado una relación, suele ser bastante habitual.
Se trata simplemente de apostar por un encuentro casual, sin compromisos, que te permita de algún modo liberar el estrés, controlar la ansiedad y, ¿por qué no? Sentir que después de tanto tiempo atado sentimentalmente a otra persona, aún estás “en la movida”.
Entre la persona que finaliza la relación y la persona a la cual se abandona, son precisamente los dejados los que más probabilidades tienen de caer en las garras del sexo de repuesto, en parte para superar las consecuencias emocionales que ocasiona el haber sido rechazado por la persona querida.
Hay más: el mismo estudio antes mencionado demostró que las personas que recurren a esta vía de escape para hacer más llevadera su soledad tras ser abandonados, pueden pasar hasta cinco meses yendo de una pareja a otra, de un modo confuso, errático y desafortunado.
Sexo por venganza o un clavo saca otro clavo
Otra de las modalidades del sexo tras una ruptura sentimental es el que lleva la firma de la venganza. Al igual que ocurre con el ejemplo anterior, suelen practicarlo las personas que han sido dejadas, con el principal propósito de lastimar el ego o los sentimientos de su antigua pareja.
Al igual que puede existir dentro de la relación un episodio de este tipo tras un adulterio o una infidelidad descubierta, así mismo ocurre después de algunas rupturas y se cumple un caso similar al que mencionamos arriba: no, la sensación que nos deja una alternativa como esta no es satisfactoria, mucho menos sanará a un corazón roto.
Podría suceder, incluso, que lastimemos los sentimientos de la tercera persona involucrada en toda la situación, especialmente si no somos honestos con ella al decirle las verdaderas razones por las que estamos recurriendo a su compañía en la intimidad.
Sexo para olvidar, ¿funciona o es solo un mito?
Definitivamente el sexo no es la medicina más indicada para superar tu duelo. Los psicólogos y especialistas que poseen conocimiento en este tipo de situaciones hablan del sexo para olvidar como una conducta desadaptativa en la que las personas se pueden sentir doblemente vacías y confundidas.
La razón verdadera por la cual recurrimos al sexo después de que una relación haya acabado, es más emocional y afectiva, que física. Creemos que estamos dando ese paso por disfrute, por placer, para recuperar todo el tiempo perdido y sacarle el mayor provecho a nuestra soltería, pero nada está más lejos de la verdad.
Si alguna vez te has preguntado por qué te sientes tan vacío e insatisfecho después de haber tenido un encuentro íntimo con otra persona tras finalizar con una relación, la respuesta es muy sencilla: lo que buscabas de tu acompañante no era simplemente una noche de disfrute.
Lo que realmente te empujó a vivir esa experiencia fue la necesidad de sentirte amado y acompañado, y el deseo de experimentar junto a otra persona sensaciones agradables como afecto, afinidad o complicidad, en pocas palabras: lo que tenías con tu anterior pareja durante la relación.
En este caso, es aconsejable seguir la sugerencia de los expertos: permanecer solo, afrontando del modo más constructivo posible el dolor, hasta que este haya sanado. Mejor que involucrarse con alguien más, pues esto solo alargará la ansiedad, la sensación de soledad y la tristeza.