A todos no nos gustan o nos satisfacen las mismas experiencias o praxis. En el sexo, como en todo, en la vida, cada individuo tiene una manera distinta de relacionarse con el deseo carnal y su pareja o parejas. Debemos buscar y experimentar hasta dar con aquello que nos llene y nos satisfaga plenamente, en lo referente a encuentros íntimos. Una vida sexual plena ayuda a mantener la pareja viva, además de los beneficios que, para el individuo, tiene gozar de una buena salud sexual.
El sexo se basa, precisamente, en experimentar y fantasear. Son las sensaciones que nos mueven y nos atraen. El deseo sexual es algo inherente al ser humano y las relaciones sexuales son unas de las funciones básicas de los seres vivos. Todos tendemos a relacionarnos con otros individuos y sentirnos atraídos por ellos. Disfrutar de ello, sin tabúes, es una de las maneras más sanas de disfrutar de la vida.
Una de las prácticas sexuales que más placer y satisfacción brinda a la pareja es el sexo anal. Esta experiencia puede ser habitual, en el marco de los encuentros amorosos, pero has de tener en cuenta algunas ideas que te vamos a dar, relacionadas con la manera de llevar a cabo esta práctica, para evitar que haya dificultades u obstáculos en el conjunto de la pareja o con tu pareja concreta y que podamos disfrutar de ella con plenitud y sin sorpresas desagradables que podamos lamentar después.
Recomendaciones antes del sexo anal
Como en toda práctica sexual, cada parte de la pareja debe estar predispuesta al encuentro y a disfrutar de la experiencia del coito anal sin trabas ni presiones. No debemos forzar a nuestras parejas a realizar aquello que no desean o lo que no están preparadas para experimentar. Muchas personas, ya sea por creencias religiosas, cultura, educación u otros motivos distintos, rechazan este tipo de comportamientos sexuales y se niegan a realizarlos, aunque sus parejas se los soliciten,
A veces, este rechazo se debe más a una cuestión puramente preventiva, por la posible presencia de heces en el pene, durante el coito, lo que suscita la negación a este tipo de experiencias. Este problema podría solucionarse con una buena higiene de la zona, limpiando el ano con agua y jabón. Con estas prevenciones, sería suficiente para evitar un posible contenido fecal durante el coito y evitar la sensación de suciedad.El uso de preservativos también ayudaría, además, a evitar otro tipo de problemas derivados de esta práctica, aunque, por muchos deseos que tengamos de realizar el coito anal, no debemos, por ello, forzar a nuestra pareja a esta práctica. El acto sexual debe ser libre para cada individuo y debemos aceptar los deseos del otro, aunque no nos agrade la negativa o coarten nuestros deseos de iniciarnos o realizar dicha práctica sexual.
Dicho esto, una vez que ambos estamos dispustos a realizar la penetración anal, debemos tener en cuenta que tenemos que preparar el ano para ello. Este no está destinado al coito y no prepararlo con anterioridad puede derivar en daños al esfínter que puedan acarrearnos problemas después. Debemos lubricar bien la zona, dado que esta, a diferencia de la vaginal, no se lubrica por ella misma, lo que hace que se dificulte la penetración. Una buena relajación previa también ayudaría a no estar tensos, antes del coito anal, y que este se realice con mayores facilidad y satisfacción.
Con la zona lubricada, pasaremos a dilatar el ano con los dedos o juguetes sexuales adaptados especificamente a prepararlo para la penetración. Estos preliminares harán que nuestra pareja esté más predispuesta al coito, además de darnos la oportunidad de practicar juegos eróticos con el compañero o la compañera, lo que va hacer el encuentro sexual más placentero y excitante, a la vez. La penetración no tiene que ser forzada y se debe hacer de la manera más cómoda posible para nuestro partenaire y poniendo especial mimo y cuidado, para que sea lo menos dolorosa y molesta para el otro miembro de la pareja y pueda disfrutar plenamente de la experiencia sexual, al igual que tú.
Durante el coito anal
La penetración debe ser tranquila y sin prisas. Hemos de tomarnos el tiempo que sea menester, para hacer que nuestra pareja la disfrute con la práctica sexual. Una vez que hayamos preparado el ano para la sodomización, debemos continuar teniendo cuidado, para no forzar la zona y ser cuidadosos con la penetración. Si, en algún momento de esta, nuestra pareja se sintiera incómoda o experimentara algún tipo de dolor intenso, desecharíamos continuar con esta práctica. Aunque el ano esté dilatado, la persona puede tener propensión a sentir dolor y molestias, aunque este puede ser más mental que físico. Por eso, debemos relajar a nuestro acompañante, para que ese bloqueo vaya, poco a poco, desapareciendo, se deje llevar por el deseo y la excitación y disfrute plenamente de la penetración anal.
En los encuentros sexuales en los que practiquemos sexo anal, tendremos muy en cuenta que la penetración anal se ha de practicar después de la penetración vaginal y nunca jamás al revés. Penetrar la vagina, después del ano, puede presentar serios problemas, al arrastrar con el pene posible contenido del tracto rectal y poder inundar con él la zona vaginal. Esto puede acarrear serios riesgos para la mujer, si se hace de esta forma.
Poniendo en práctica estos consejos podemos disfrutar de una relación sexual muy satisfactoria y excitante. El ano contiene multitud de terminaciones nerviosas que hacen que jugar y experimentar con él sea altamente placentero, tanto en las relaciones heterosexuales como en las homosexuales. No es una práctica exclusiva de un colectivo, sino que, en parejas heterosexuales, la mujer experimenta un gran placer al ser penetrada por el ano, si se hace adecuadamente. Al igual que el hombre, por su estrechez, en comparación con la vagina, percibe un intenso placer al penetrar el ano. Esto hace que, para muchos hombres, el sexo anal sea una de las prácticas sexuales más deseables, dentro de las relaciones carnales.