¿Quién se ha resistido a la tentación de practicar el sexo oral o, como más nos gusta decirlo, de comerse un buen coño? Según todos los sondeos que se realizan acerca de las apetencias sexuales de los españoles, el cunnilingus es una de las más placenteras delicias, tanto para la mujer que lo recibe como para el hombre que lo hace. Por algo será.
Vamos a ponernos un poquito en modo “técnicos en la materia”. El cunnilingus es la práctica de sexo oral que consiste en chupar, acariciar con los labios o mordisquear los labios de la vulva, el clítoris y la entrada de la vagina. Ya lo sabías, ¿verdad? Pues por si acaso eres un advenedizo que has sentido la necesidad de curiosear en esta sección de este artículo, atraído por el morbazo que despierta la propia palabra cunnilingus, ya te lo hemos explicado del todo.
Aunque a la mayoría de los mortales nos sabe muy rico hacer un cunnilingus, es verdad que hay hombres (no muchos, pero los hay) que piensan que el coño no es más que para follarlo y solamente pensando en acercarle la boca manifiestan un rechazo, quién sabe si por asco o por “miedo escénico”. Ellos se lo pierden.
Las estrellas del cunnilingus son el clítoris y la lengua. Un buen maridaje entre ambos puede llevar, según los sexólogos, a tal placer a la mujer que no le haga falta la penetración para correrse, pues un orgasmo de cunnilingus puede ser incluso más intenso.
Si tanto la mujer como el hombre se meten de lleno en el asunto, concentrándose él a fondo en la “operación” y dejándose hacer ella, bien abierta de piernas, las sensaciones de placer para los dos pueden ser incomparables. Y es que el clítoris es el rey de la excitación en la mujer, los labios vulvares aumentan de tamaño con el deseo de esta por ser chupada y mordisqueada e incluso la entrada de la vagina y el canalillo que comunica el coño con el ano son zonas que al sentir el roce y la presión de los labios y la lengua se ponen a cien, son máquinas de placer.
Un pequeño inciso: está claro que para practicar a gusto un cunnilingus es básica una perfecta higiene de las partes íntimas que evite los olores propios de la transpiración y las pérdidas naturales. En esas condiciones, el sugerente y provocador aroma a hembra hará el resto.
Unos preliminares antes de entrar de lleno
Antes de lanzarte a fondo a hacer un cunnilingus, unas maniobras previas se hacen muy aconsejables para preparar la zona, básicamente con caricias manuales que vayan anticipando el torrente de gusto que se avecina. Es la actitud de la propia mujer la que va marcando el ritmo de la intensidad que debes imprimir a los pasos que des, pero lo habitual es que la cosa esté enseguida lista para iniciar una segunda fase, la del besuqueo del coñito y de las ingles, en la que pierdes la perspectiva del resto del cuerpo de la mujer con la cabeza ya sumergida en tan deliciosa cuevecita.
¡Ah! Es ideal decirle que tiene un coño precioso, esté o no depilado, que te encanta cómo huele y que su sabor es pura delicia. Ello aumenta con creces las posibilidades de que la chica se entregue por completo a dejarse maniobrar hasta pegarse una buena corrida.
Llega el momento culminante
Percibes claramente que está excitada porque tiene el clítoris más grande que cuando habéis empezado y la zona rebosa de humedad. Es el momento de lamer la parte más exterior de la vagina escrutando cada milímetro suavemente, pues el mejor aliado de un buen cunnilingus es la delicadeza. La impulsividad en los primeros compases, cuando aún no está del todo húmeda, puede ocasionar algunas molestias y la fiesta se puede ir al traste. Y no querrás que suceda eso, ¿verdad?
Aquí tiene mucha importancia que sepas derrochar imaginación y delicadeza en el manejo de tus labios, que poco a poco tiene que ir dejando paso a la verdadera autoridad en la materia, la lengua, que estará loca por afanarse en lamer ese tesoro con alternancia de movimientos pausados y acelerados, algo para lo que una buena guía que puedes seguir es el ritmo de los jadeos y gemidos de la afortunada. Hay dos signos que te indican que la cosa va bien: el arqueo de la espalda para brindarte el acceso libre al monte de Venus o pequeños espasmos, sobre todo en los pies.
Hay que evitar es obsesionarse solo en el clítoris, porque quizá se le haga pesado. Un buen consejo es ir merodeando por el glande con la lengua y alternativamente chupar la entrada de la vagina.
Para que el nivel de excitación de la chica vaya in crescendo, es capital tener un buen control de la situación del clítoris (aunque parezca mentira, no siempre es fácil dar con él a la primera pues a veces se camufla entre los pliegues de los labios), al que debe estimularse cada vez con más intensidad. Pero al igual que cada mujer tiene diferencias con las demás en su anatomía, también las tiene en la forma de estimulación que más cachonda le pone. A algunas les gusta que la lengua se mueva cadenciosamente y oprima bien su clítoris, la entrada de la vagina y las cercanías del ano, mientras que las hay que prefieren que la lengua se deslice superficialmente y con vaivenes rápidos. Hay una técnica muy curiosa que consiste en dibujar imaginariamente con la lengua las letras del alfabeto. Será cuestión de probarla.
Algo que tiene gran repercusión para entender el desarrollo de un cunnilingus es la diferencia entre el clítoris y el pene para lograr la máxima excitación que desencadene la corrida. La mujer requiere, por norma general, un proceso bastante largo de preparación y de intensa estimulación con lengua y labios para alcanzar el orgasmo, así que solo se puede recomendar paciencia y muchas ganas de agradar.
Como suponemos que querrás rematar la faena con éxito, una excelente forma de hacerlo es, en plena efervescencia de gemidos y humedades, meter los dedos en la vagina mientras le lames el clítoris: corrida asegurada.
Ahora, a poner estos consejos en marcha. ¡Que tengas un buen cunnilingus!