¿Has escuchado hablar del stealthing? Quizás de buenas a primeras y con ese nombre, lo dudes y hasta creas que no sabes nada al respecto. Sin embargo, se trata de una práctica sexual peligrosamente común, especialmente entre las parejas más jóvenes.
No, no se trata de un juego como el de la ruleta sexual, mucho menos de alguna práctica asociada al Bondage, aunque al escuchar ese término, lo parezca. Se trata de un truco problemático, durante el sexo, en el cual el hombre se quita el condón, sin notificar a su pareja de sus intenciones.
Al parecer el stealthing consiste en deshacerse del preservativo sin que la chica lo note, por lo general durante un cambio de posición y de una forma rápida y discreta, para de ese modo no despertar sospechas.
Algunas mujeres ignoran por completo lo ocurrido, mientras que otras lo descubren de un modo nada agradable, al finalizar el encuentro o al encontrar el condón en el suelo a la mañana siguiente.
Stealthing: significado y polémica
Se trata simplemente de retirar el condón durante la relación sexual, sin que esta decisión sea consensuada. Incluso hay personas que explican cuáles son las técnicas más eficaces y las ventajas de esta alternativa.
A pesar de que a muchos hombres jóvenes les excita esta posibilidad y están convencidos de que con ella lograrán sentir más placer, la idea del stealthing es egoísta, irresponsable y sumamente riesgosa.
No solo la mujer en la relación puede salir perjudicada (por la posibilidad de un embarazo no deseado), también el hombre que participa en el encuentro podría contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, además de exponerse a otros inconvenientes.
El stealthing como agresión sexual
Desde luego la polémica por esta práctica irresponsable va de la mano con la posibilidad de que sea considerado o no un modelo de agresión sexual. Algunos especialistas incluso lo tildan de violación.
Mientras ciertas personas creen que se exagera al denunciar esta práctica como un modelo de abuso en la intimidad, otros recurren a una norma básica cuando se trata del sexo: el consenso. De forma explícita o sutil, todo lo que ocurre en la cama debería ser para el disfrute, el deleite y el placer mutuo.
La posibilidad de que uno de los participantes en el encuentro se niegue secundar una iniciativa que no le produce confianza o agrado, lo exprese mediante una negación y la otra persona decida ignorarlo y seguir adelante, ya toma matices de violación o de agresión sexual.
Incluso en prácticas como en BDSM una de las normas cruciales para este tipo de alternativas en la intimidad es el consenso y saber hasta dónde llegará cada uno de los miembros de la pareja con sus ocurrencias eróticas y cuándo deben detenerse, sin cuestionar la decisión del otro.
Con el stealthing ocurre algo parecido o similar. Las mujeres que han sido víctimas de este tipo de trucos se sienten sencillamente abusadas. Argumentan que depositan en sus parejas toda su confianza, para luego enterarse, del peor modo posible, que han sido irrespetadas.
¿Por qué algunos hombres creen que el stealthing es una buena idea?
Principalmente por el mito que existe en torno al uso del condón y si se obtiene más o menos placer cuando se usa el preservativo.
Algunos testimonios de mujeres que han sido víctimas del stealthing y les han reprochado a sus parejas su decisión, aseguran que siempre los hombres le dicen que lo han hecho por el disfrute de ambos, porque creen que sin la protección será más intenso.
Sostener una vida sexual saludable, prescindiendo de ciertos métodos anticonceptivos, es algo que necesariamente exige otras responsabilidades. Si eres un hombre o una mujer que goza de la compañía de parejas diversas, si prefieres experimentar con las relaciones abiertas y no deseas atarte a un compromiso, el stealthing debería estar descartado para ti.
No solo se trata de tener una conciencia del sexo y de sus riesgos mucho más madura, entendiendo que las consecuencias asociadas a las enfermedades venéreas pueden ser realmente perjudiciales, también se trata de adoptar prácticas sexuales sanas y consensuadas.
Si has acordado con tu pareja respetar ciertos límites en la cama, no te excedas, mucho menos violes las normas. Es impositivo, irresponsable, irrespetuoso y abusivo y no estás actuando de forma cónsona con la idea del disfrute compartido, porque le estás ocasionando un momento de suma incomodidad e indignación a la otra persona.
Algunas mujeres no superan ser víctimas de este tipo de experiencias. Otras tienen la suerte de descubrirlo a tiempo y aunque pueden actuar en consecuencia para evitar un embarazo, viven con el temor de haber sido contagiadas de alguna enfermedad.
Es cierto, la intimidad saludable, creativa, sin límites es realmente excitante, pero hasta las experiencias más atrevidas requieren siempre de un acuerdo, que debemos acatar.
