Muchas veces nos ponemos demasiada presión encima a la hora de ligar. Pensamos que no somos lo suficientemente divertidos, que nuestro físico no es llamativo e incluso tendemos a interpretar papeles en vez de actuar con naturalidad. Sin embargo, a la hora de seducir son muchos factores los que se ponen en juego. Uno de estos factores es la mirada, cuyo correcto uso debes tener presente si quieres llamar la atención de la persona que te gusta. Tanto si eres un hombre que quiere conquistar a una mujer como si eres una chica buscando su media naranja, sigue atentamente estos consejos.
El contacto visual: manual básico de cómo utilizarlo correctamente
No podemos negarlo, cuando esa persona que nos gusta cruza su mirada con la nuestra y la mantiene, por nuestro cuerpo pasan todo tipo de sensaciones. Sus ojos nos demuestran que quiere comunicarse con nosotros, que nos está prestando atención, que existe una atracción real. Entonces, tal vez, empezará un juego de miradas que es placentero y que nos demostrará que realmente hay algo.
Y es que uno de los pasos básicos de la mirada como herramienta de seducción es precisamente el contacto fijo y prolongado entre los ojos de las dos personas. Cuando se produce esa conexión la cosa va más allá de la mera atracción. Una mirada puede decir mucho de nosotros mismos, y ponerla en práctica como estrategia de seducción hablará de cuán seguros estamos de nosotros mismos, de cómo somos en realidad, ya que no todo el mundo es capaz de mantener la mirada fija en la persona que le gusta sin sentir vergüenza o incluso miedo. Hacerlo transmitirá a la otra persona que estamos seguros de nosotros mismos, que somos atrevidos y que confiamos en nuestras posibilidades.
Eso sí, es importante tener cierto autocontrol. Si bien utilizar la mirada para ligar es un buen recurso, debemos tener cuidado y fijarnos en si la atracción es mutua. Si vemos que la otra persona nos manda señales positivas, adelante, si no somos capaces de identificar qué nos quiere decir o incluso vemos que no se reciben bien nuestras miradas, es mejor parar antes de hacer que la otra persona se sienta incómoda.
En este sentido, lo mejor es que nuestra mirada sea juguetona, divertida, con cierto matiz misterioso. Algunas personas tienen una mirada que puede resultar intimidante, lo que puede acabar provocando que mandemos un mensaje equivocado. Queremos seducir, no asustar.
Si finalmente conseguimos conectar con la otra persona, si ya estamos intercambiando miradas y jugando un poco, es el momento de ir un paso más allá. Aunque en un primer momento nuestros ojos se centren en los suyos, poco a poco pueden ir moviéndose, pasando por el resto de sus rasgos faciales e incluso a todo su cuerpo, demostrándole así a la otra persona que no solo tiene una mirada bonita, intensa, atractiva, sino que nos gustaría ir más allá. Intenta que tu mirada sea expresiva, deja que hable por ti, haz un esfuerzo por transmitir sensaciones y emociones con ella.
El siguiente nivel de miradas y juegos de seducción tiene lugar cuando queremos establecer contacto verbal con la otra persona. Si creemos que hay una atracción mutua, es momento de que saquemos todo el arsenal y comencemos a hacer guiños o distintos gestos que aumenten el interés de la otra persona, provocando así el acercamiento. Ahora que hemos conseguido iniciar una conversación, toca sacar nuestra mejor sonrisa y mantener nuestra mirada fija en sus ojos. Si queremos dejar más clara nuestra atracción, una buena manera es bajar la mirada a alguna parte de su cuerpo para luego devolverla a los ojos.
Los ojos son una parte del cuerpo realmente expresiva, por eso cuando nos sentimos atraídos por alguien, cuando establecemos una conexión, cuando experimentamos placer, nuestras pupilas se dilatan. Esto demuestra a la otra persona que nos sentimos excitados, que la deseamos, algo que le resultará agradable y que, tal vez, nos dará pie a hacer jugada.
Consejos para potenciar la mirada y hacerla más seductora
1. Maquillaje
Utilizar maquillaje puede ser el apoyo perfecto para conseguir esa mirada seductora que estamos buscando. Para ello debemos tener presente que en unos ojos seductores deben contar con unas pestañas densas y largas. Para conseguirlo podemos apoyarnos en el maquillaje, claro.
También es importante que las cejas estén bien marcadas, ya que son una parte importante del cuerpo a la hora de transmitir expresividad. Para maquillarlas debemos utilizar el mismo color, de manera que el resultado quede sutil y natural.
Y qué decir de los ojos. Utilizar el maquillaje para potenciar nuestros rasgos naturales es básico. Por ejemplo, un delineado negro o una sombra de ojos pueden ayudar a resaltar unos ojos rasgados. O, si tenemos los ojos pequeños, ¿por qué no probar lápices y sombras para que parezcan más grandes?
2. Ensayar
Otro consejo para conseguir una mirada más seductora es ponerla en práctica en casa. La intuición no es suficiente, debemos estudiar nuestra mirada y probar gestos frente al espejo para saber cuáles son nuestros puntos fuertes, para saber qué hacemos bien y qué no. La idea es potenciar lo que sabemos hacer y mejorar lo que no, buscando aquello que nos funcione mejor y que nos guste más. Practicar nos ayudará a alcanzar el éxito.
Pequeños trucos para utilizar correctamente la mirada
Pero, sin duda, más allá de esta guía y estos consejos, existen también ciertos trucos que nos ayudarán a tener una mirada más interesante y seductora.
- Se puede atraer a alguien solo con la mirada. Los ojos son la primera arma de que disponemos, aprendamos a utilizarla.
- Antes de establecer una conversación debemos darnos tiempo para dialogar con la mirada. Así captaremos la atención de la otra persona a la vez que aumentaremos la tensión entre los cuerpos, todo gracias a una mirada atractiva y misteriosa.
- Si os habéis intercambiado miradas antes de hablar existen más probabilidades de que la otra persona nos preste más atención y sea más receptiva a las señales que mandamos.
- No fuerces la situación, deja que el juego de miradas fluya de manera natural. Queremos seducir y atraer, no intimidar y asustar. Las cosas son más fáciles de lo que parecen.
