La dominación y la sumisión entran en lo que serían los juegos de rol; de hecho es una de las ramas por las que se empieza, al ser una de las más calientes de todas las que existen. Por otro lado, ambas entran en la categoría de BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión, Masoquismo), pues se rigen por el principio de imponer una especie de poder dentro del acto sexual que dé pie a la excitación.
Este fetiche de la dominación y la sumisión se remonta al siglo XVIII, específicamente a la obra del Marqués de Sade, un escritor francés conocido por ser el autor de novelas (ahora clásicas) en las que se relatan violaciones, parafilias y actos de violencia en general que le valieron más de 20 años de cárcel y la prohibición de sus obras por la Iglesia Católica. Fue tanta su influencia y tan escandalosa su vida, que su nombre se empezó a usar como sustantivo a partir de 1834.
Ser sumisa, pero sin peligros
No hay dominación y sumisión sin el ejercicio de la violencia durante el tiempo que dure el juego de rol. Las prácticas sadomasoquistas no son un juego y si no se establecen reglas claras desde el principio, hay muchas posibilidades de que una de las partes salga herida y, generalmente, suele ser la persona que adopta el rol de sumisión.
Después del paso de 50 shades of Grey por las salas de cine parece haber ganado protagonismo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el placer que pueda desprenderse de este tipo de dinámicas es muy distinto para ambas partes y debe estar relacionado con los gustos personales de cada uno: al hombre le genera placer la posición de dominador, de amo y señor de la situación, mientras que la mujer es su fuente de placer y esto, a la vez, genera placer en ella.
Decimos que es importante que los gustos sexuales de ambas partes de la pareja vayan alineados con los roles de dominación y sumisión que se asumen en estas prácticas sadomasoquistas, pues aquel que asuma el rol de sumiso o sumisa tendrá que aguantar ciertas cuotas de dolor que pueden no ser agradables ni sexualmente excitantes para muchos.
Otra de las claves para disfrutar de la dominación y la sumisión sin que nadie salga dañado es estipular una palabra de seguridad que le indique a la otra persona que el dolor o la violencia ejercidos supera los límites del aguante personal o simplemente ha dejado de ser placentero, y que de esta manera la otra persona entienda que debe detenerse de inmediato.
También es importante reparar en los juguetes sexuales que formarán parte de esta experiencia de roles, sobre todo si hay látigos, trajes de látex, vendajes, esposas, mazmorras, barras separadoras para las piernas o artefactos que produzcan descargas eléctricas, pues su uso también puede ser desmesurado si nos dejamos llevar por la pasión del momento y no atendemos a las peticiones de la otra persona.
Si eres novato o novata en el tema, te invitamos a que leas nuestro Breve manual para iniciarte en el sadomasoquismo.
