Mucho se ha escrito, hablado y discutido sobre el amor a primera vista, incluso se han realizado varios estudios para comprobar si realmente existe o es una mala pasada que nos juega nuestro cerebro. Algunos achacan estas sensaciones más a la atracción sexual que al enamoramiento en sí, poniendo en duda que el amor a primera vistasea cierto, tal como afirma Hollywood. Hay quien, por el contrario, afirma que este tipo de amor existe y podemos sentirlo en varias ocasiones a lo largo de nuestra vida si somos afortunados y tenemos el corazón predispuesto.
Ya sea por las películas o por las novelas románticas tenemos una idea prefabricada de lo que va a ser encontrar a nuestra media naranja: música ideal de fondo, ese chico o chica que aparece de repente y zas, surge el amor apasionado. Esto poco o nada tiene que ver con lo que pasa en la realidad, pero si es verdad que apreciamos una serie de sensaciones que trastornan por completo nuestro cuerpo y mente, haciéndonos casi llegar al éxtasis.
Sensaciones físicas inequívocas de la atracción
El amor está íntimamente ligado al cerebro. Muchos estudiosos afirman que esta sensación de enamoramiento es más cuestión del cerebro que del mismo corazón. Esto se debe a las diferentes reacciones químicas que se suceden en nuestro organismo, que nos hacen sentir esas sensaciones tan particulares atribuidas al amor y al deseo.
El ser humano, según estudios realizados, necesita solo unos pocos segundos para sentir que esa persona que acaba de conocer es la indicada, con la cual quiere pasar el resto de su vida. Cuando esta chispa salta, el cerebro manda una señal que activa la secreción de las llamadas “moléculas de la felicidad” o endorfinas. Eso produce esa sensación de estar en una nube y un bienestar inmenso, que hace que no queramos que termine nunca.
Reacciones bioquímicas aparte, el encontrar o sentir que hemos encontrado a esa persona especial, nos hace experimentar ese hormigueo en el estómago tan característico, las denominadas mariposas. Nos sentimos acalorados de golpe, nos tiemblan las rodillas y hasta traspiramos profusamente aunque sea pleno mes de diciembre. Nos inunda una dicha inmensa y unas ganas locas de amar sin medida a la otra persona.
Nada más sentir ese flechazo y esa primera mirada intensa, se nos acelera el corazón y nos suben las pulsaciones, nos podemos sentir incluso mareados o aturdidos, algunos sienten escalofríos que le recorren todo el cuerpo. Respiramos aceleradamente como si estuviéramos a punto de entrar en shock y desconectamos del mundo que nos rodea. Todo esto te hace sentir que nada puede evitar que sea nuestra mitad en la ecuación, que debe ser nuestro amor verdadero. Esto hace nos sintamos invencibles y capaces de cualquier cosa, incluso de abandonar nuestras vidas, trabajo, amigos, todo lo que sea necesario por no perder ese amor que ha llegado a nuestras vidas de la mano de esa persona tan especial.
Amor a primera vista: lo que hay después de ese primer estallido emocional
Tras ese flechazo inesperado, nos llenamos de un entusiasmo e ilusión inusitados con esperanza y energía. Sentimos que nunca antes hemos sido tan felices como hasta ese momento y que nada puede estropear lo que estamos experimentando. Descubrimos a nuestra media naranja, a esa persona que nos complementa y que es perfecta para nosotros. No hace falta tener muchas más citas, con esa primera vez sabemos que es esa persona especial y única.
Sientes unas ganas tremendas de gritarle que le quieres y que lo sepan todos a tu alrededor. No puedes creer que eso que sientes sea real y te llenas de optimismo. Te imaginas teniendo una vida plena con esa persona, aceptando un compromiso, formando una familia. No imaginas tu vida sin esa persona presente en ella. Es importante en este momento que averigües si tiene las mismas aspiraciones que tú, aunque el sentimiento sea recíproco tenéis que estar al mismo nivel en cuanto a la deriva que tomará vuestra relación.
Pensamos en todo momento que esta persona es la que nos va a dar estabilidad, un futuro permanente e inalterable y va a colmar todos nuestros deseos y anhelos. Tendemos a idealizar a esa persona, a pensar que solo tiene cosas buenas y que es prácticamente perfecta. No existe nada igual en el mundo para ti, es un dechado de virtudes en toda regla.
No puedes evitar pensar en él o ella todo el tiempo. Desde que os separásteis no puedes sacártela de la cabeza, es una conducta insistente y casi obsesiva. Se mete en tus sueños, y eso cuando logras dormir, todos tus pensamientos giran en torno a esta persona. Sientes que estarías sin rumbo si faltara en tu universo, es el amor de tu vida sin duda alguna.
Sientes un vínculo como antes no habías conocido con ninguna otra persona en tu vida, es algo casi mágico y trascendente. No puedes creer que no existan problemas en la relación, que todo sea tan fácil y que te sientas tan complementado. Tienes una relación idílica, con proyección a largo plazo y afianzándose más y más cada día, haciendo que sientas que es una pareja para toda la vida y que no acabará jamás.
Si hemos sentido alguna vez todo esto en primera persona, no podemos más que aceptar que hemos experimentado el llamado “amor a primera vista”. Aunque no deja de ser una sensación placentera y francamente muy agradable, no podemos evitar asociar el término efímero a este denominado “flechazo”. El amor es algo que hay que cultivar como si de una planta se tratase y abonarla día a día con mucho mimo. Si hemos tenido la suerte de encontrar esa persona especial con solo un golpe de mirada, sintámonos muy afortunados y trabajemos juntos para afianzar ese amor y hacerlo duradero en el tiempo. Son sensaciones que no todos tenemos la suerte de experimentar en nuestras vidas y que nos hacen sentirnos más vitales si cabe, dotándonos de energía y entusiasmo, tan necesarios en el mundo en el que nos movemos hoy en día.