Cuando se habla de sexo el punto G es un concepto rodeado de toda un aura de misticismo. Unas personas no creen en su existencia, otras afirman haber experimentado más placer cuando se les ha estimulado esa zona tan mágica, e incluso existe quien cree que es algo reservado a la mujer. Y, si bien es cierto que cuando se habla de él tiende a ser en referencia al cuerpo y al placer de ellas, esto no quiere decir que los hombres no tengan una zona altamente erógena que también es llamada punto G (o punto p, o hasta punto h).
Porque sí, ya lo confirmamos, los hombres tienen un punto G que provoca orgasmos de una intensidad muy superior a cualquier otro. Y es que, dado que los hombres no suelen tener demasiados problemas para alcanzar el clímax, algunas personas ni siquiera tienen curiosidad por explorar su cuerpo en busca de nuevas sensaciones. Además, al punto G masculino, por su ubicación, lo rodea todo un tabú que tiene que ver con una masculinidad pasada de moda. No obstante, para esas parejas con ganas de probar cosas nuevas y experimentar tanto placer como sea posible, estimular esta zona erógena del hombre es parada obligatoria. Pero pasemos ya a lo importante.
¿Dónde está el punto G masculino?
La respuesta es fácil, en la próstata, o más concretamente entre unos dos y cuatro centímetros una vez pasado el esfínter. Para estimularlo existen dos formas: por vía externa y por vía interna, y lo más común es utilizar las manos y los dedos para ello.
¿Cómo estimularlo?
Estimularlo de forma externa es una buena forma de empezar. Si el hombre no lo tiene claro, duda o se siente extraño, no se debe forzar esta práctica ya que conseguirá justo lo contrario de lo que se pretende. Una estimulación externa es ideal para probar sensaciones y dar esos primeros pasos que son siempre necesarios cuando se realizan nuevas prácticas sexuales. Para ello se puede masajear el perineo, una zona altamente sensible, y poco a poco bajar de zona hasta acabar masajeando el ano.
En una primera sesión, los pasos anteriores tal vez sean más que suficientes. O no. En cualquier caso, lo que sigue sería la estimulación interna siguiendo la técnica del fingering. Antes de avanzar, es importante que él esté relajado y que ambos mantengan la higiene. Una vez se reúnen las condiciones, se pueden utilizar herramientas que ayuden a que la estimulación sea suave y fluida como lubricantes. Poco a poco se introduce el dedo hasta sentir que se alcanza una nuez, que sería la próstata. Las primeras veces lo normal es que el hombre eyacule cuando le estimulan su punto G, pero, si no sucede o si la pareja ya tiene cierta práctica, lo recomendable es hacer un gesto con los dedos conocido como el “ven aquí” que masajeará la próstata y le descubrirá nuevas sensaciones.
Estimular el punto G masculino es algo que se puede hacer de manera independiente o sumado a otras prácticas (lo más frecuente es que se estimule mientras se practica también sexo oral). Además, para aquellas parejas que se sientan envalentonadas y les apetezca ir aún más allá, ¿por qué no sumar a todo esto juguetes sexuales?