Desde adolescentes, las fantasías sexuales acuden a nuestra mente de manera poderosa ayudando a excitar nuestras zonas erógenas. Casi todos las hemos tenido en mayor o menor grado y muchos son los que continúan acudiendo a ellas para sentirse plenamente felices a la hora de tener sus orgasmos.
Cada fantasía tiene sus propios detalles, estos son:
El escenario: El lugar para disfrutarlas es tan variado como el universo mismo, y no faltan habitaciones de la casa, playas, ascensores, callejuelas, castillos en ruinas, saunas, cimas montañosas, hoteles de lujo, escaleras de cruceros, en fin... cualquier escenario es propicio para despertar las fantasías que tenemos para una relación sexual. Con frecuencia, se repite el mismo lugar por un tiempo, hasta que por alguna situación, se cambia para otro.
La pareja para el sexo: La persona escogida para la fantasía sexual acompaña por un tiempo la mente de los que nos encontramos inmersos en ese juego erótico en solitario. Nuestra musa puede ser una persona famosa que aparezca a menudo en los medios, o podemos encontrarla más cercana a nosotros en un vecino, un maestro, un amigo. Nuestra pareja también puede ser el escogido para vivir una fantasía sexual, y no se descarta a nadie de nuestro entorno, pues hasta la pareja de nuestro mejor amigo se convierte en nuestro sueño. Generalmente, se mantiene por un tiempo siendo la persona que nos motive a distintas situaciones eróticas y a veces se tiene más de una en mente. Todo es posible, solo basta con imaginarlo y ya está a nuestro lado.
Las situaciones eróticas: La manera de experimentar la fantasía sexual es parte de ese juego que hacemos a escondidas con nuestros placeres. La masturbación, la relación sexual, caricias y besos forman parte del deseo y de la imaginación que ponemos en esa aventura silenciosa, pero no menos excitante. Y en cuanto a las situaciones como tal, las prohibiciones también se enmarcan en ellas, es la mejor manera de vivir una experiencia que se desea y que nos está prohibido por la sociedad o por nuestro propio estilo de vida.
En esto no faltan relaciones bisexuales, sado/maso, sexo entre tres o en grupo, exhibicionismo, intercambios de parejas... nada escapa a la mente cuando quiere excitarse con esas situaciones eróticas que somos incapaces de experimentar en la vida real.
Y como es lógico, disfrutarlas también tienen sus beneficios.