El consumo de pornografía es mucho más popular de lo que nos gusta reconocer: tanto hombres como mujeres recurrimos a ella para liberar tensión con una buena sesión a solas o para tomar ideas aplicables a nuestra vida en pareja. También es una fuente inagotable de fantasías sexuales, que podemos (o no) llevar a cabo durante nuestra vida sexual y su consumo es saludable si es moderado; de lo contrario, puede generar adicción, problemas de intimidad o dificultades para generar vínculos con otras personas, entre otros daños colaterales.
La pornografía ha sido controvertida desde su aparición y hoy en día, a pesar de los avances que se han hecho en materia de educación y divulgación sexual, el primer contacto sigue ocurriendo a temprana edad y en la clandestinidad.
Así es como crecemos creyendo que muchas de las cosas que ocurren en las películas pornográficas son reflejo de lo que ocurre en los dormitorios, y nuestro primer impulso es intentar imitar esas mismas dinámicas que –asumimos– serán placenteras y que es posible que nos lleve años entender que no lo son.
En otras palabras, en el consumo de pornografía se cuelan supuestas verdades que se han terminado asumiendo como normales, pero que con la práctica queda claro que no son ciertas. En este artículo hemos reunido los cinco mitos sexuales más curiosos que nos ha “enseñado” el porno y que están lejos de ser ciertos.
Mito 1: las mujeres están listas para follar siempre
En las escenas porno comerciales, las mujeres están siempre dispuestas a follar y ser folladas. Parece que con dos besos ya están listas para la penetración, ¿no? ¡Nada más lejos de la verdad! Las mujeres necesitan del juego previo que las encienda, active la lubricación natural de la vagina, ensanche los labios y facilite la penetración, haciéndola placentera y deliciosa para ambas partes. Nada juega más en contra de una buena sesión de sexo que una vagina no lubricada.
Mito 2: la única manera de llegar al orgasmo es a través de la penetración
Algunas sí, pero lo cierto es que existen estadísticas sólidas que indican que la mayoría de mujeres necesita mucho más que la penetración para llegar al orgasmo: estimulación oral, besos, caricias, juegos sexuales y la más importante: la estimulación directa del clítoris. La creencia de que solo se puede llegar al orgasmo a través de la penetración puede conducir a una vida sexual poco satisfactoria.
Mito 3: ellos pueden durar una hora follando sin perder la erección
Seguro que te has topado con uno de estos vídeos de 45 minutos de sexo duro, penetración sin parar, mamadas, posturas complejas… En fin, toda una sesión intensa de ejercicio físico con una erección que se mantiene sin ningún problema. Todos los que no somos actores porno sabemos que en la realidad, los hombres pueden perder la erección por una serie de factores internos o externos, incluyendo la eyaculación precoz, y que las sesiones de 45 minutos pueden resultar demasiado largas e incómodas.
Mito 4: la doble penetración es común (y placentera)
Puede que sea una fantasía recurrente, que seas consumidor de este tipo de vídeos o que todos esos gemidos de las actrices que practican este tipo de sexo te haya convencido de que es lo que nos falta para llevar el placer al siguiente nivel. Lo cierto es que una doble penetración resulta dolorosa para el ano y la vagina, y no necesariamente añade placer a toda la experiencia.
Mito 5: a todas las mujeres les gustan los insultos
No a todas. A la hora de emplear expresiones como “puta” o “zorra”, es importante plantearlo de antemano para saber si a ella le va ese rollo; de lo contrario, puede terminar haciéndola sentir incómoda y arruinando el ambiente.